Una defensa apasionada y fundamentada del legado keynesiano: “Money and Government”, de Robert Skidelsky
1. EL MOVIMIENTO PENDULAR DE LA POLÍTICA FISCAL
En el prólogo a la quinta edición de la obra “Public Finance in Theory and Practice”, que vio la luz en el año 1991, R. A. Musgrave y P. B. Musgrave (1992, pág. xv) afirmaban que “… los profundos cambios registrados en la teoría macroeconómica han exigido una reconsideración del papel de la política fiscal en la estabilización”, después de recordar que “la hacienda pública, tanto teórica como aplicada, no es algo estático”.
En esa edición, los autores seguían incluyendo una parte, la séptima, dedicada a la “política fiscal y estabilización”. Algo totalmente lógico y coherente con la tradicional fundamentación normativa de la intervención del sector público en una economía de mercado, que incluía la vertiente de la estabilización dentro del ámbito de dicha intervención, junto a las funciones de asignación y distribución.
Sin embargo, esa pauta no tardó en convertirse en una excepción más que una regla, de manera que el estudio de la política fiscal con fines de estabilización fue desapareciendo del índice de los manuales de Hacienda Pública y de Economía del Sector Público. A este respecto, Rosen (1997, pág. 16) llamaba la atención en el sentido de que “una interesante similitud en los textos es la falta de atención a los problemas de la política macroeconómica”. Al margen de la indudable influencia de la reconsideración del papel de la política fiscal a raíz de la crisis económica de los años 70 del pasado siglo, no puede obviarse una cuestión pragmática aportada por el propio Rosen (1997, pág. 16), el avance de la especialización “hasta el punto en el que la mayor parte de quienes se dedicaban a la investigación de los aspectos microeconómicos de la Hacienda Pública no podían seguir también el ritmo de los desarrollos en macroeconomía”.
La crisis económica y financiera iniciada en 2007-2008 vendría a representar una convulsión, no sólo en la actividad económica real y en el sistema financiero, sino también en el ámbito de la metodología de la Economía, con importantes derivaciones en las vertientes de la docencia y la investigación[1].
Tras una etapa de notable relevancia de la Hipótesis de las Expectativas Racionales y de la Nueva Macroeconomía Clásica, simultánea con un repliegue de la política fiscal, esta recuperó posiciones en el plano doctrinal y en la praxis de la adopción de recetas estabilizadoras. Tal vez no en loor de multitud, pero el manual de conducta keynesiana retornaba ante el pánico generalizado de un descalabro económico de consecuencias impredecibles.
2. LAS CONTRIBUCIONES ACADÉMICAS DE ROBERT SKIDELSKY: MÁS ALLÁ DE LA BIOGRAFÍA DE J.M. KEYNES
La figura de Robert Skidelsky como académico aparece ineludiblemente eclipsada por el potente influjo de su imponente biografía de John Maynard Keynes[2]. Después de haber llevado a cabo una obra semejante es difícil que el autor no se vea mimetizado en el ciclo existencial del protagonista y que no incorpore los elementos distintivos de su pensamiento y de su obra. Como también lo es estar seguro de si la amplitud y la profundidad del retrato del autor de la “Teoría General” son producto de un exhaustivo conocimiento previo de la doctrina keynesiana o de si, por el contrario, es este un subproducto -de extraordinario relieve- de un recorrido tan completo y minucioso. O, quizás, estemos ante una armoniosa combinación de ambos componentes. Sea cual sea el origen, lo cierto es que el caudal de conocimientos de Skidelsky desborda claramente su popular perfil como biógrafo de referencia del gran economista británico.
Skidelsky se declara convencido de que “los problemas económicos más importantes… derivan de visiones erróneas sobre el dinero y el gobierno”. Ilustrar y rebatir tales visiones erróneas es el propósito esencial de su libro “Money and Government”. En esta obra no se limita a estudiar los múltiples flecos de tal relación, sino que efectúa un desafío en toda regla -recogido en el propio subtítulo- de lo que él considera la corriente principal de la Economía[3].
No se trata de un típico tratado de Macroeconomía, toda vez que concurren una serie de elementos que le otorgan una cierta singularidad. Entre estos cabe destacar la solidez de los fundamentos teóricos, contextualizados dentro de la historia del pensamiento económico, y complementados con una documentada referencia a la praxis de la política económica.
La obra se estructura en cuatro partes que se ocupan, a lo largo de un total de trece capítulos, de la historia del pensamiento económico, la evolución de la influencia de la doctrina keynesiana, la Macroeconomía en la gran crisis financiera de 2007-2008 y en la etapa subsiguiente, y el planteamiento de una nueva Macroeconomía.
3. "MONEY AND GOVERNMENT": REFUNDICIÓN DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO CON UNA PERSPECTIVA DE FUTURO
Con la publicación de “Money and Government” se plantea Skidelsky un reto notable: desarrollar un tratamiento adecuado de temas económicos relevantes que sean accesibles para un público generalista, y que, al mismo tiempo, sean de interés para el economista profesional. Así, trata (pág. xvii) de “cubrir el desfase entre libros populares inspirados por la crisis, que los economistas no leen, y los análisis que hacen los economistas de la crisis, que los no economistas no pueden seguir” [4].
Desde las primeras páginas se percibe que el libro parece gozar de predicamento para ese difícil encaje. El título que Skidelsky da a su libro no es gratuito. Ya en la introducción destaca que la macroeconomía versa sobre el dinero y el gobierno, y la relación entre ambos, que, en la práctica, se concreta en la relación entre la política monetaria y la política fiscal. Y, según él, las cuestiones no resueltas en el ámbito de la política macroeconómica derivan de disputas sobre el papel que el dinero tiene en la vida económica, y las funciones que el gobierno debe desempeñar.
Skidelsky concibe su aportación como un intento de responder a la amarga recriminación que la Reina Isabel II de Inglaterra lanzó a la profesión económica a raíz de desencadenarse la gran crisis financiera (“¿Por qué nadie la vio venir?”), además de sugerir fórmulas para evitar episodios similares en el futuro. Dentro de un enfoque explícito de Economía Política, considera que los programas de investigación económica tienen un componente ideológico. La conexión entre las ideas dominantes y los intereses de las clases en el poder juegan, según este autor, un papel relevante en la configuración de las políticas económicas, así como en el mayor o menor equilibrio de poder entre el capital y el trabajo.
4. LA POLÍTICA DE ESTABILIZACIÓN EN PERSPECTIVA HISTÓRICA
En la primera parte de la obra, el lector tiene la oportunidad de sumergirse en una vibrante historia del pensamiento económico en la que se rastrean los misteriosos orígenes del dinero y se ilustran las diversas teorías que le dan sustento, que, según el autor, no pueden separarse de la teoría del valor. Particular atención se presta a las implicaciones del patrón oro a lo largo de la historia, y a la teoría cuantitativa del dinero. Las distintas conclusiones sobre el papel económico del Estado son igualmente objeto de un amplio tratamiento. A juicio de Skidelsky (pág. 93), la historia de la teoría fiscal[5], que, pese a los planteamientos de rigurosidad científica, “es altamente ideológica, reflejando las circunstancias económicas, la mitología histórica y las fuerzas de clase, con el habilitador concepto de bienes públicos en fases creciente y menguante según las circunstancias y la magnitud del derecho a voto”.
5. AUGE, TRIUNFO Y DECLIVE DEL KEYNESIANISMO
En la segunda parte, se describen y ensalzan las importantes contribuciones de Keynes, cuyos postulados se contraponen con los de F. Hayek y los de M. Friedman. El gran logro de Keynes, para Skidelsky, fue demostrar que el desempleo es un fenómeno probable en una economía de mercado, pero no inevitable. En uno de los capítulos de esta parte, el autor evidencia su inequívoca ascendencia keynesiana. Entre otros muchos aspectos, cuando afirma (págs. 117-119) que “la tarea adecuada del presupuesto no es equilibrar las cuentas del gobierno, sino equilibrar las cuentas de la nación (oferta y demanda agregadas) en el pleno empleo. Si esto requiere un superávit, un equilibrio, o un déficit presupuestario dependerá del estado de la economía”[6].
Aun cuando constata que el periodo 1950-1974 fue una edad de oro para la economía capitalista global en términos de empleo y de crecimiento, plantea un interrogante (págs. 140-141): “¿Pero fue la política keynesiana la que lo logró? ¿O fueron las condiciones que, a diferencia de los años de entreguerras, ejercieron un estímulo suficiente para hacer posible el pleno empleo y un régimen de crecimiento sin la necesidad de estímulos keynesianos deliberados?”.
La teoría y la práctica del monetarismo acaparan una gran atención, con una especial consideración de las contribuciones de M. Friedman, cuya pretensión era “demostrar la futilidad de las políticas keynesianas” (pág. 176). Una pretensión que, ante los fallos del monetarismo en sus aplicaciones prácticas reseñadas por Skidelsky, hubo de ser abandonada. Como legado del monetarismo señala el postulado de suprimir el papel del presupuesto como instrumento de gestión de la demanda a corto plazo, la visión subyacente a la curva de Laffer y el origen de las medidas de austeridad presupuestaria.
Lo que considera un “nuevo consenso” se afianzó en el periodo 1985-2008 en torno a la hipótesis de las expectativas racionales, que Robert Lucas -a quien califica de “extremista lógico” (pág. 194)- se encargó de trasladar al análisis macroeconómico. Las críticas se dirigen igualmente a los representantes de la escuela de la elección pública, para catalogar la teoría que la sustenta como “simplemente la teoría de las expectativas racionales aplicada al gobierno” (pág. 199). Como síntesis, Skidelsky manifiesta su “impresión de que la trayectoria teórica ha estado dirigida por una hostilidad ideológica contra el sector público” (pág. 202).
6. UN NUEVO PANORAMA TRAS LA GRAN CRISIS FINANCIERA
Pero esta “trayectoria teórica”, de manera abrupta e insospechada, tuvo que toparse con un colapso económico y financiero, dando paso a una nueva era acogida, con los brazos abiertos, a efectos doctrinales, por los partidarios del activismo en la intervención del sector público en la economía.
Frente a la tesis dominante de que fueron los bancos centrales los que salvaron el sistema económico capitalista después del colapso de 2009, Skidelsky sostiene que, en realidad, “fueron los gobiernos, no los bancos centrales, con recetas de Keynes, no de Milton Friedman, los que impidieron que se llegara a otra Gran Depresión”, para sin dilación, acusar a “los gobiernos aterrorizados por el pánico al déficit de que abortaran la recuperación a partir de 2010” (pág. 219).
La respuesta fiscal basada en la “austeridad presupuestaria” a la Gran Recesión es, así, vista como parte de la historia de la inhabilitación de la política fiscal impulsada desde los años setenta del siglo veinte. Para Skidelsky (pág. 229), “el error crucial de la política de austeridad fue ignorar la distinción entre el numerador y el denominador de la ratio deuda pública/PIB, al concentrarse en reducir el numerador (déficit) e ignorar el efecto de las medidas sobre la magnitud del denominador (el conjunto de la economía)”. Su posición crítica le lleva asimismo a arremeter contra la noción de déficit estructural y, en particular, contra la de “austeridad expansiva”. Pese a todo, muestra un distanciamiento respecto a la Teoría Monetaria Moderna.
Más adelante, lleva a cabo una evaluación de la política monetaria de “expansión cuantitativa” (“quantitative easing”), que califica como un “sustitutivo inferior” de la expansión fiscal, y para la que emite un juicio global negativo. A este respecto, se reafirma en los postulados keynesianos: “la única forma segura de lograr la inyección de recursos adicionales en una recesión económica es que el Estado gaste por sí mismo” (pág. 259).
Por otro lado, incorpora la perspectiva de la distribución de la renta y la riqueza como factor explicativo de la pobre actuación económica de los países desarrollados. El argumento es simple: cuanto más desigual sea la referida distribución, más frágil será la base de gasto de la economía y, por tanto, más vulnerable ante una situación de colapso del sistema financiero. La consideración de las deficiencias existentes en el sistema bancario y los desequilibrios económicos internacionales completan el espectro de las dimensiones a tener presente en el análisis de las crisis económicas y financieras.
7. HACIA UNA NUEVA MACROECONOMÍA
El libro de Skidelsky no se limita a la realización de un extenso y minucioso análisis de la evolución de la actividad económica y de las políticas estabilizadoras, sino que va más allá aportando los ingredientes que juzga necesarios para configurar una nueva Macroeconomía. En el último capítulo insiste en la necesidad de desmontar las visiones erróneas sobre el dinero y el gobierno que, a su entender, están en la base de los problemas económicos más importantes de nuestros días. No deja de lamentarse de que, pese a todo lo acontecido en las últimas décadas, la teoría keynesiana no haya sido rehabilitada. Defiende el establecimiento de una “nueva constitución macroeconómica” en la que se revierta el equilibrio actual entre la política fiscal y la monetaria: el presupuesto debe orientarse al estímulo del crecimiento, y la política monetaria debe servir de apoyo a la política fiscal. Su recomendación es clara: el hecho de que el presupuesto esté equilibrado o desequilibrado es una cuestión secundaria, ya que lo que importa es si la economía en su conjunto está equilibrada o desequilibrada.
Pese a todo, se adhiere implícitamente a la visión de las finanzas públicas clásicas, al respaldar la idea de que el gasto corriente esté financiado con impuestos, de forma que el endeudamiento quede circunscrito al presupuesto de capital. Estos planteamientos de política presupuestaria se ven complementados por propuestas para dotar de una mayor seguridad al sistema bancario, para reformar el sistema comercial y monetario internacional, y para revisar las bases metodológicas de la Economía.
Su apelación a la revisión del rol asignado al sector público deriva de una concepción del Estado como un bien público en el que la comunidad “invierte” pagando impuestos.
8. LA ECONOMÍA PÚBLICA Y LA RAMA DE LA ESTABILIZACIÓN
Desde nuestro punto de vista, la rama de la estabilización constituye un área natural de estudio dentro de la Economía Pública, y una faceta imprescindible en la formación de un economista. Su ausencia de la mayoría de los manuales recientes de Hacienda Pública y de Economía del Sector Público no representa, en ese sentido, una “buena práctica”. La recomposición de enfoques, métodos y contenidos de la Economía en la que nos encontramos inmersos desde hace algunos años debería desembocar en la corrección de esa deficiencia. Cuestión distinta, y de no fácil resolución, es la referente a la inserción de contenidos de gran extensión dentro de los planes de estudio y de los programas de las asignaturas afines.
Sea cual sea la alternativa que se elija para su adecuado acoplamiento, estimamos que la obra de Robert Skidelsky aquí reseñada es una referencia de primer orden para la exposición y el tratamiento de los aspectos básicos de la política de estabilización. Anteriormente se han señalado cualidades y atributos que avalan esa recomendación. Ello no impide reconocer que los sesgos no sólo existen en otras posiciones doctrinales, sino que también pueden percibirse algunos en los planteamientos destilados en la obra de Skidelsky. En particular, los que pueden derivarse de su visión orgánica del Estado como “bien público”.
9. LA REIVINDICACIÓN DEL LEGADO KEYNESIANO
Aunque Skidelsky ensalza la figura de Keynes y respalda fervorosamente el papel estabilizador de la política presupuestaria, se desmarca claramente, como antes se ha apuntado, de los postulados de la Teoría Monetaria Moderna, y no promueve una posición deficitaria de manera incondicional. En 2010 expresaba que “no ha[bía] desacuerdo en que la consolidación fiscal se[ría] necesaria para volver a colocar las finanzas públicas de Reino Unido en una base sostenible”, si bien subrayaba que “la calendarización de las medidas de[bía] depender de la intensidad de la recuperación” (Skidelsky et al., 2010)[7]. Era esta una declaración, a la que se adhirieron destacados economistas, en la que se incidía en la restauración de un crecimiento económico robusto como primera prioridad: “La riqueza de la nación descansa en lo que los ciudadanos pueden producir”. Pensamiento keynesiano en su pura esencia. En ello se resume la contribución de Lord Skidelsky, de la que emana el más intenso y auténtico espíritu del autor de la “Teoría General”.
Notas
[1] Vid. Domínguez Martínez (2015).
[2] Skidelsksy (1983; 1992; 2000). Adicionalmente, aborda las contribuciones de Keynes en otras obras como Skidelsky (2010; 2011). En Skidelsky y Skidelsky (2012) se realiza un interesante análisis de las condiciones de vida tomando como referencia las predicciones de Keynes a muy largo plazo. Una reseña de esta obra puede verse en Domínguez Martínez (2013).
[3] En una obra posterior (Skidelsky, 2021) se centra en una crítica de la metodología de la Economía.
[4] En este contexto, cobra una gran importancia la representatividad que los modelos técnicos tengan respecto a la realidad que se pretende explicar. Así, a pesar de la importancia de las investigaciones económicas que clarificaron el papel de los intermediarios financieros en la economía, reconocida con la concesión del Premio Nobel de Economía de 2022 a Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig, no siempre dicho papel ha sido incorporado adecuadamente en todos los modelos. A este respecto, según recuerda Cifuentes (2018), algunos economistas de primera fila manifestaban en 2016 que “incorporar el sector financiero en la macroeconomía sería una buena idea”, algo que “es similar a la [declaración] de un ingeniero de estructuras que se diera cuenta de que no incorporar la gravedad en sus modelos podría convertirlos en inútiles”.
[5] Musgrave (1985) proporciona una síntesis canónica de dicha historia.
[6] En términos similares se manifestaba Musgrave (2002, pág. 2).
[7] Años más tarde (Skidelsky, 2021) recordaba esta proposición con un reproche a quienes no habían sabido apreciarla en su momento.
Agradecimientos
El autor agradece los comentarios efectuados por un evaluador anónimo.
Referencias
Cifuentes, A. (2018). “Ten years after Lehman colapse few lessons have been heeded”, Financial Times, 22 de agosto.
Domínguez Martínez, J. M. (2013). Reseña de Skidelsky y Skidelsky (2012), eXtoikos, nº 11.
Domínguez Martínez, J. M. (2015). “La enseñanza de la Economía en la Universidad: el reto de su revision”, eXtoikos, nº 16.
Musgrave, R. A. (1985). “A brief history of fiscal doctrine”, en A. J. Auerbach y M. S. Feldstein (eds), Handbook of Public Economics, vol. I. North-Holland.
Musgrave, R. A. (2002). “Saldo presupuestario y Hacienda sana”, Cauces de Estabilidad Presupuestaria, nº 1.
Musgrave, R. A., y Musgrave, P. B. (1991). Public Finance in theory and practice. McGraw-Hill; versión española, McGraw-Hill, 1992.
Rosen, H. S. (1997). “The way we were (and are): changes in Public Finance and its textbooks”, NBER Working Paper, nº W5972.
Skidelsky, R. (1983). John Maynard Keynes: Hopes betrayed: 1883-1920. Picador.
Skidelsky, R. (1992). John Maynard Keynes: The economist as saviour: 1920-1937. Allen Lane.
Skidelsky, R. (2000). John Maynard Keynes: Fighting for Britain: 1937-1946. Viking.
Skidelsky, R. (2010). Keynes: The return of the Master. Penguin.
Skidelsky, R. (2011). “The relevance of Keynes”, Cambridge Journal of Economics, vol. 35, nº 1.
Skidelsky, R. (2018). Money and Government. A challenge to mainstream Economics. Allen Lane (Penguin Random House UK, 2019).
Skidelsky, R. (2020). What’s wrong with economics; versión española, Ediciones Deusto, 2022.
Skidelsky, R. (2021). “Letter: The FT and its ‘mea culpa’ on fiscal retrenchment”. Financial Times, 18 de febrero.
Skidelsky, R., et al. (2010). “First priority must be to restore robust growth”. Financial Times, 19 de febrero.
Skidelsky, R., y Skidelsky, E. (2012). How much is enough? The love of money and the case for the good life. Allen Lane.